v. 15. El buen entendimiento da favor, es decir, la debida prudencia, la verdadera cultura, hace que los hombres tengan un respeto elevado y bondadoso por quienes lo poseen; pero el camino de los transgresores es duro, el egoísmo de los impíos y malvados los vuelve duros, carentes de simpatía y, por lo tanto, también desolados e infructuosos.

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