v. 1. El corazón del rey está en la mano del Señor como ríos de agua, los pensamientos y planes de los gobernantes más poderosos, por soberanos que parezcan, son como acequias y canales en los que los hombres llevan agua a donde quieren; Él lo vuelve a donde quiere; No importa lo que los poderosos puedan atribuirse fatuamente a sí mismos en el camino de la autoridad absoluta, hay Uno cuyo gobierno dirige incluso sus acciones de acuerdo con Su voluntad.

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