Quedarán abundantemente satisfechos, hasta el punto de embriagarse, con la grosura de tu casa, en relación con las comidas de sacrificio de las ofrendas de agradecimiento y de paz; y les harás beber del río de tus placeres, en abundancia, como en un nuevo Edén espiritual, porque Dios es la fuente de las más ricas bendiciones.

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