Su pensamiento interior es que sus casas continuarán para siempre y sus moradas para todas las generaciones, no sujetas a la desgracia y la destrucción, para que una generación tras otra pueda pasar a la eternidad sin presenciar ningún cambio en su buena fortuna; llaman a sus tierras por sus propios nombres, es decir, celebran sus propios nombres, se encargan de que los hombres los elogien y los adulen por sus tierras, sus posesiones.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad