Bendito sea Dios, que no ha rechazado mi oración, rechazándola, dejándola pasar desatendida, ni su misericordia de mí, porque el cumplimiento de sus peticiones se debe total y exclusivamente al inmerecido favor paternal del Señor. Los cristianos deben ser siempre conscientes del hecho de que no es más que la gracia y la misericordia de Dios lo que los sostiene a lo largo de su vida. Esto sirve para hacer que su oración sea segura.

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