Porque Él es nuestro Dios, y el énfasis está tanto en "Él" como en "nuestro"; y somos el pueblo de Su prado, el rebaño alimentado por Él, a través de Su Palabra, y las ovejas de Su mano, el rebaño guiado y protegido por Su mano omnipotente. Hoy, si escucháis Su voz, la amonestación que llama a todos los hombres a decidir a favor del Señor y Su Palabra,

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