Y tomé mi cayado, la Belleza, y lo corté en dos, para indicar que el favor de Dios se había retirado de Su pueblo, para que pudiera romper mi pacto que había hecho con todo el pueblo. La persona del profeta aquí se fusiona con la de su antitipo, el mismo Buen Pastor, porque es Él quien finalmente retiró las bendiciones de Su solemne promesa de Su antiguo pueblo elegido.

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