Génesis 36:1-8
1 Estos son los descendientes de Esaú, el cual es Edom.
2 Esaú tomó a sus esposas de entre las mujeres de Canaán: a Ada hija de Elón el heteo, a Oholibama hija de Aná, hijo de Zibeón el heveo,
3 y a Basemat hija de Ismael, hermana de Nebayot.
4 De Esaú, Ada dio a luz a Elifaz; Basemat dio a luz a Reuel,
5 y Oholibama dio a luz a Jeús, a Jalam y a Coré. Estos son los hijos de Esaú que le nacieron en la tierra de Canaán.
6 Esaú tomó a sus mujeres, a sus hijos, a sus hijas, a todas las personas de su casa, sus rebaños, su ganado y todas las posesiones que había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a una tierra, lejos de Jacob su hermano;
7 porque los bienes de ellos eran muchos, y no podían habitar juntos. Tampoco podía mantenerlos la tierra en que habitaban, a causa de sus ganados.
8 Así habitó Esaú en la región montañosa de Seír. Esaú es Edom.
Hijos de Jacob; Los hijos de Esaú; Muerte de Isaac
De Betel a Belén no está lejos. Uno, la Casa de Dios; el otro, la Casa del Pan. Los necesitamos a ambos, si queremos soportar los repetidos golpes de la vida, como la muerte de la anciana nodriza Deborah, la muerte de nuestro amado Rachels, los pecados de nuestros hijos y la ruptura del antiguo hogar, como cuando nuestro padre sea llevado a la tumba. Fue una suerte para Jacob haberse reconciliado con Dios antes de que estas repetidas olas lo golpearan.
Isaac no había vivido una gran vida, pero sus años completos le permitieron reclamar la veneración de sus hijos, quienes olvidaron sus celos y enemistades mientras permanecían juntos ante su féretro. Pero cuán mal juzgan los hombres la muerte. No es el final, sino el principio. En lo sucesivo, encontramos a Isaac asociado con Abraham y Jacob, dando la bienvenida a los santos de regreso a casa. ¡La muerte engrandece a los buenos hombres!