El predicador procede ahora con un lenguaje lleno de belleza poética para instar a los jóvenes a recordar a su Creador. Luego llegamos al epílogo del sermón. Primero repite el tema como se anunció al principio, y cuenta cómo el predicador, a través del estudio y la diligencia, todavía intentó enseñar a la gente el conocimiento; y, finalmente, en los dos versos finales, se hace una gran declaración de verdad, comprensión y acción sobre la cual nunca se conocerán las visiones pesimistas de la vida que resultan del materialismo.

En el centro está esta declaración: "Este es el hombre en su totalidad". La palabra "deber" no tiene un lugar real en la oración. ¿Qué es el hombre en su totalidad? "Temer a Dios y guardar sus mandamientos". Hacer esto es encontrar vida no sólo bajo el sol, sino también sobre él, pasar del hemisferio imperfecto a la esfera entera. Hacer esto es tener luz sobre los hechos y problemas de la vida que de otra manera son oscuros y tristes.

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