Aquí comenzamos el tercer gran movimiento en el Libro del Éxodo. Hemos visto a la gente en servidumbre y hemos observado que Jehová los libra de esa servidumbre y los guía. Sin embargo, seguían siendo una multitud confusa en lugar de una nación organizada. Desde este punto hasta el final del Libro tenemos el relato de la entrega de la constitución y el gran trabajo de organización.

El primer evento fue el llamado de Moisés y el anuncio del propósito divino. Jehová primero declaró una condición simple al pueblo: "Si en verdad obedecéis mi voz y guardáis mi pacto". La promesa fue de lo más notable. El pueblo iba a ser Su "tesoro peculiar ... un reino de sacerdotes ... una nación santa". Este fue un pacto de gracia. Declaró una gran intención divina, pero la falta de preparación del pueblo se demostró en su fácil declaración de que guardarían todas las palabras de Jehová.

Inmediatamente después de esta declaración, el tono de Jehová cambió. Moisés fue enviado de regreso a ellos y la palabra que siguió enfatizó la majestad de su Rey. Siempre deben tener esto presente y mantener hacia Él una actitud de tal reverencia que debe ser el resultado de un sentido permanente de Su poder y Su pureza.

Si bien en nuestros días estos métodos y manifestaciones antiguos pueden haber cesado, las verdades que tenían la intención de indicar permanecen.

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