Toda la ley de la libertad se declara en las frases: "Por libertad nos liberó Cristo", "estad, pues, firmes" y "no vuelvan a enredarse en un yugo de servidumbre".

Luego se refiere primero a la circuncisión. Si un hombre recibe la circuncisión, Cristo de nada le aprovechará; se ha convertido en deudor de toda la ley. Si un hombre desea ser justificado por la ley, está separado de Cristo, ha caído de la gracia.

A continuación, se indica el lado positivo de esto. La fe que obra a través del amor es el gran principio de toda conducta. El apóstol procedió entonces a corregir los errores populares relacionados con la libertad. La idea de que la libertad significa la ausencia de toda restricción es falsa. El verdadero uso de la libertad se declara en el mandamiento, "por el amor sed siervos los unos de los otros". La salida de la esclavitud por medio de Cristo es el paso a una esfera de la vida en la que todos los poderes deben actuar bajo el dominio del verdadero motivo-amor. En respuesta a una pregunta inferida sobre cómo es posible tal amor, el mandato es: "Andad en el Espíritu y no cumpliréis los deseos de la carne".

Entonces se hace el contraste entre carne y espíritu. Primero, "las obras de la carne". Estas son operaciones en el reino de la muerte. Luego "el fruto del Espíritu". Esto se refiere a una operación en el ámbito de la vida. Como el apóstol ha dicho que toda la ley se resume en la palabra 'amor', así ahora es evidente que el único fruto del Espíritu es el amor. Todas las palabras que siguen forman una exposición del significado del amor, un análisis de la experiencia resultante de ello.

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