Aquí tenemos la primera de una serie de advertencias pronunciadas en relación con los argumentos. Si el ministerio de los ángeles hubiera sido de carácter tan firme, cuánto más el habla del Hijo. El peligro contra el que esta sección emite su advertencia se está alejando de este discurso final. La respuesta inevitable a la pregunta: "¿Cómo escaparemos?" es que viendo que el Hijo ha abierto el camino de liberación para aquellos que han quebrantado la ley administrada por los ángeles, no hay esperanza de escape para aquellos que rehúsan escucharle y obedecerle.

Continuando con el argumento acerca de la superioridad del Hijo sobre los ángeles, el escritor declara que durante un período el Hijo había sido rebajado a los ángeles. A través de esta humillación, y la victoria que en ella obró, regresó al lugar de la soberanía, al que lleva al hombre, a cuyo nivel había pasado al llegar a ser más bajo que los ángeles. Así, se le ve ocupando la posición de autoridad como resultado de ese descenso en el que tomó forma humana.

Se dan tres citas que prueban su identificación con los hombres, hasta el punto de llamarlos hermanos. Así ha tomado Su asiento a la diestra de la Majestad en las alturas, reanudando Su posición original de supremacía, con el derecho adicional derivado de Su humillación y victoria. Había pasado ángeles en Su gran descenso. Los había pasado de nuevo en Su gloriosa ascensión. Así queda supremamente establecida la superioridad del Hijo sobre los ángeles.

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