El profeta Hageo entregó su primer mensaje el primer día del sexto mes del segundo año del reinado de Darío. Estaba dirigido especialmente a los que tenían autoridad. La gente se excusaba de la construcción diciendo que no había llegado el momento. El profeta respondió recordándoles que vivían en sus propias casas cedidas, mientras que la casa de Dios estaba en ruinas. Los llamó a considerar sus caminos, recordándoles el largo y continuo fracaso material en el que habían vivido.

Luego los instó a construir la casa de Dios, declarando que todo el fracaso al que ya se había referido era de la naturaleza del castigo divino por el descuido de Su casa.

Hubo una respuesta inmediata al llamamiento de Hageo, primero del gobernador y el sacerdote, y luego del pueblo. Esta respuesta fue seguida, primero, por una palabra de aliento, en la que el profeta declaró que Jehová estaba con ellos, y, segundo, por un nuevo entusiasmo entre el pueblo.

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