Isaías 4:1-6
1 En aquel tiempo siete mujeres echarán mano de un hombre y le dirán: “Nosotras comeremos nuestro propio pan y vestiremos nuestras propias ropas; solamente permite que seamos llamadas por tu nombre. Quita nuestra afrenta”.
2 En aquel día el retoño del SEÑOR será hermoso y glorioso, y el fruto de la tierra será el orgullo y el esplendor de los sobrevivientes de Israel.
3 Acontecerá que el que se quede en Sion, como el que sea dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que estén inscritos para la vida en Jerusalén.
4 Así será cuando el Señor lave la inmundicia de las hijas de Sion, y elimine la sangre de en medio de Jerusalén, con espíritu de juicio y con espíritu consumidor.
5 Entonces sobre todo lugar del monte Sion y sobre sus asambleas, el SEÑOR creará nube y humo de día, y resplandor de fuego llameante de noche. Porque sobre todos habrá una cubierta de gloria,
6 y habrá de día un cobertizo para dar sombra ante el calor abrasador, y para refugio y protección de la tormenta y del aguacero.
En toda la historia de la humanidad ha existido una estrecha conexión entre los gobernantes corruptos y la feminidad frívola y contaminada. Feroz es la denuncia del profeta de tales cosas. Se acabará con su libertinaje y su lujo. Deben ser visitados por la dicción física y el barrido de todas las cosas asociadas con su vida corrupta y lujosa, y por la muerte de los hombres.
La apelación finaliza con otra descripción de los días siguientes a la sentencia. Deben caracterizarse por la prosperidad material que proviene de la pureza moral y por la poderosa protección de Jehová.