Jeremias 5:1-31
1 Recorran las calles de Jerusalén; miren, pues, y sepan. Busquen en sus plazas a ver si hallan un solo hombre, a ver si hay alguno que practique el derecho y que busque la fidelidad; y yo laa perdonaré.
2 Pero aunque dicen: “¡Vive el SEÑOR!”, ciertamente juran en falso.
3 Oh SEÑOR, ¿no buscan tus ojos la fidelidad? Tú los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus caras más que la piedra y rehusaron volver.
4 Entonces dije: “Ciertamente ellos son unos pobres; se han entontecido, porque no han conocido el camino del SEÑOR, el mandato de su Dios.
5 Me iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque ellos sí conocen el camino del SEÑOR, el juicio de su Dios”. Pero ellos también quebraron el yugo y rompieron las coyundas.
6 Por eso los herirá el león del bosque, los destruirá el lobo de los sequedales, y el leopardo acechará sus ciudades. Cualquiera que salga de ellas será despedazado; porque sus rebeliones se han multiplicado, y se ha aumentado su apostasía.
7 “¿Por qué te he de perdonar por esto? Tus hijos me abandonaron y juraron por lo que no es Dios. Yo los sacié, pero ellos cometieron adulterio y frecuentaron casas de prostitutas.
8 Como caballos de cría excitados, cada cual relinchaba por la mujer de su prójimo.
9 ¿No habré de castigar por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta?
10 “Escalen las terrazas de sus vides y destruyan, pero no la consuman. Quiten sus ramas, porque no son para el SEÑOR.
11 Porque resueltamente me han traicionado la casa de Israel y la casa de Judá”, dice el SEÑOR.
12 Negaron al SEÑOR y dijeron: “Él no existe. No vendrá el mal sobre nosotros ni veremos espada ni hambre.
13 Los profetas serán convertidos en viento, puesto que la palabra no está en ellos. Así se ha de hacer con ellos”.
14 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios de los Ejércitos: “Porque dijiste estas palabras, he aquí que yo pongo mis palabras en tu boca como fuego. Este pueblo será la leña y el fuego los devorará.
15 He aquí, dice el SEÑOR, yo traigo sobre ustedes, oh casa de Israel, una nación distante, una nación robusta, una nación antigua, una nación cuya lengua ignoras; no entenderás lo que diga.
16 Su aljaba es como sepulcro abierto; todos ellos son valientes.
17 Comerá tu mies y tu pan; comerá a tus hijos y a tus hijas. Comerá tus ovejas y tus vacas; comerá tus viñas y tus higueras. A espada destruirá tus ciudades fortificadas en las cuales confías.
18 Sin embargo, dice el SEÑOR, no los consumiré del todo en aquellos días.
19 “Sucederá que cuando pregunten: ‘¿Por qué nos hizo el SEÑOR nuestro Dios todas estas cosas?’, entonces les responderás: ‘De la manera que me abandonaron y sirvieron a dioses extraños en su tierra, así servirán a extranjeros en tierra ajena’.
20 “Anuncien esto en la casa de Jacob y háganlo oír en Judá:
21 ‘Oigan esto, pueblo insensato y sin entendimiento. Tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen.
22 ¿A mí no me temerán?, dice el SEÑOR. ¿No temblarán delante de mí, que puse la arena como límite del mar, por decreto eterno que no lo podrá traspasar? Se levantarán sus olas, pero no prevalecerán; rugirán, pero no lo pasarán’.
23 No obstante, este pueblo tiene corazón obstinado y rebelde; se han apartado y se han ido.
24 No dicen en su corazón: ‘Temamos, pues, al SEÑOR nuestro Dios, que da en su tiempo la lluvia temprana y la tardía, y nos guarda los tiempos establecidos para la siega’.
25 Sus iniquidades han desviado estas cosas, y sus pecados los han privado del bien.
26 Porque en mi pueblo se encuentran impíos que vigilan como quien ha puesto una trampa. Ponen objetos de destrucción y atrapan hombres.
27 Como jaulas llenas de pájaros, así están sus casas llenas de fraude. Así se han hecho grandes y ricos.
28 Se han puesto gordos y lustrosos. Incluso, sobrepasan las obras del malo. En el juicio no defienden la causa del huérfano de modo que se le haga prosperar, y no juzgan la causa de los necesitados.
29 “¿No habré de castigar por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta?
30 Cosas espantosas y horribles suceden en la tierra:
31 Los profetas profetizan con mentira, y los sacerdotes dirigen por su propia cuenta. Y mi pueblo así lo quiere. ¿Qué, pues, harán cuando llegue su fin?
Habiendo declarado así que el juicio estaba decidido, el profeta ahora declaró cuidadosamente la razón para ello. Esto fue, primero, la total corrupción de la conducta. Entre la gente no había de mentir un hombre que fuera veraz y justo. Decepcionado en su búsqueda, se volvió hacia los grandes hombres y los gobernantes, quienes también habían "roto el yugo y reventado las ataduras". Por tanto, el juicio era ciertamente inevitable y el perdón imposible.
La segunda razón fue que no creyeron el mensaje. Habían declarado que el castigo no recaería sobre ellos. Luego se repite la declaración del juicio y se describe el terror de la misma. Cuando cae, si preguntan por qué Jehová los ha visitado así, la respuesta sería porque lo habían abandonado.
Finalmente, la razón del juicio final es el corazón rebelde y rebelde del pueblo. No eran ignorantes, sino obstinados. Tenían ojos, pero no veían, y oídos, pero no oían. Se habían desprendido deliberadamente del temor de Dios. La codicia había sido su maldición y se había expresado en esta persistente rebelión. Toda la razón se resume gráficamente como "algo maravilloso y horrible". Los profetas, los sacerdotes y el pueblo estaban unidos en su pecado, y no había otra alternativa que la del juicio.