Josué 16:1-10
1 La parte que tocó en el sorteo a los hijos de José partía del Jordán de Jericó, pasaba por las aguas de Jericó al este y subía del desierto de Jericó, por la región montañosa, hasta Betel.
2 De Betel salía a Luz y cruzaba el territorio de los arquitas en Atarot.
3 De allí descendía en dirección oeste hacia el territorio de los jafletitas, hasta la región de Bet-jorón Baja y hasta Gezer; y terminaba en el mar.
4 Así recibieron su heredad los hijos de José: Efraín y Manasés.
5 Esta era la frontera de los hijos de Efraín, según sus clanes. La frontera de su heredad partía de Atarot-adar en el este, y seguía hasta Bet-jorón Alta.
6 De allí la frontera continuaba hacia el oeste, pasando por el lado norte de Micmetat. Torcía por el este de Taanat-silo y continuaba hasta el este de Janóaj.
7 De Janóaj descendía a Atarot y a Naará, tocaba Jericó y salía al Jordán.
8 De Tapúaj la frontera seguía al oeste, por el arroyo de Caná, y terminaba en el mar. Esta era la heredad de los hijos de Efraín, según sus clanes.
9 Además, había ciudades que fueron apartadas para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de Manasés, todas esas ciudades con sus aldeas.
10 Sin embargo, ellos no echaron a los cananeos que habitaban en Gezer. Así que los cananeos han habitado en medio de los de Efraín hasta el día de hoy, pero han sido sometidos a tributo laboral.
A continuación, en orden, tenemos un relato de la herencia de José dividida entre sus hijos Efraín y Manasés. La parte asignada a Efraín era un distrito hermoso y fértil, quizás en muchos aspectos el más deseable de todo el país. Sin embargo, era un lugar de especial dificultad en ese momento por el hecho de que aún estaba totalmente en poder de los cananeos. Las campañas de Josué no lo habían abordado perfectamente y existían ciudades poseídas por los cananeos.
Esto, en sí mismo, es sugerente en lo que respecta a la responsabilidad de Efraín. Las extensiones más ricas del país en las posesiones que Dios quiere para su pueblo sólo pueden ser poseídas por las victorias sobre los enemigos más fuertes. Toda la historia de Efraín fue triste durante largos siglos y su fracaso comenzó aquí y está registrado en las palabras: "Y no expulsaron al cananeo que habitaba en Gezer; mas el cananeo habita en medio de Efraín hasta el día de hoy, y se convierten en sirvientes para hacer tareas ".