En este punto comienza la segunda sección del libro que trata sobre las leyes de la mediación. Se abre con un breve relato histórico de la ceremonia real de la consagración de los sacerdotes y el Tabernáculo y el comienzo del culto.

En los ritos sagrados de consagración se nota que Moisés actuó. Es sorprendente verlo ejerciendo así todas las funciones del oficio sacerdotal, aunque no fue nombrado permanentemente para él. La explicación es que estaba actuando como en el lugar mismo de Dios. Dios, a través de su siervo, ungió el tabernáculo y los sacerdotes. Así, al iniciarse la orden, el intermediario entre Dios y el pueblo era un hombre que, sin compartir ningún cargo sacerdotal, estaba en comunicación directa con Dios.

Los movimientos finales en el rito sagrado de la consagración de los sacerdotes describen la ofrenda a Dios, su aceptación a través del fuego y una nueva unción de los llamados al oficio de mediación e intercesión.

En la plenitud de los tiempos, el único gran Sacerdote no se acercó sobre la base del sacrificio por Sí mismo, sino que apareció como Mediador a través del sacrificio por el pueblo en la plenitud del poder espiritual.

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