Habiendo provisto para la pureza del campamento excluyendo a los inmundos, se dieron instrucciones especiales con respecto a los casos de devoción personal y voluntaria a una vida de separación peculiar de Dios en las instrucciones concernientes al nazareo. No había absolutamente nada monástico en este orden. Estos hombres no se separaron de la vida ordinaria de sus semejantes, pero mantuvieron una actitud de especial separación, cuyos signos estaban dispuestos.

A este respecto, tenemos la forma específica en que la bendición sacerdotal debía pronunciarse sobre el pueblo. La bendición sería una triple pronunciación del nombre divino con una triple interpretación. El pueblo debía ser bendecido y guardado por Jehová. Su luz debía ser el rostro elevado de Jehová y la consiguiente conciencia de Su gracia. Con la misma elevación de ese semblante, entrarían en la experiencia de la paz.

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