Ahora comenzamos el quinto y último libro del Salterio. En este libro, la música es más rica y completa. Empieza en este salmo con las notas fundamentales, y asciende por las mayores y las menores, por el camino de los cantos de las subidas, hasta los compases finales de perfecta alabanza contenida en la doxología.

Los primeros treinta y dos versículos contienen una maravillosa historia de redención, usando esa palabra en su sentido de liberación de posiciones y circunstancias de peligro. En un prólogo se enuncia el tema de las canciones. Se pide a un pueblo redimido y reunido por Jehová que declare el hecho.

Luego siguen cuatro estrofas en las que la redención se ilustra de cuatro maneras. Cada uno de estos termina con el mismo llamado a elogios, variando según la descripción adecuada a la ilustración anterior. El primer ejemplo es el de las personas sin hogar. El segundo es el de la esclavitud. El tercero es el de la aflicción. El último es el de una tormenta. A los desamparados, Jehová los condujo a una ciudad habitada; a los esclavizados, los condujo a la libertad; al afligido, sanó; sacudida por la tormenta, condujo a la calma y un refugio. En todo momento, se ve claramente la conexión entre el dolor y el pecado.

El método de Jehová se describe como el de lidiar con el pecado a fin de sanar el dolor. Tales liberaciones exigen adoración, y el cántico es un salmo de alabanza intercalado con suspiros tras una alabanza más perfecta.

En el verso 107: 33 el salmo cambia de tono y se vuelve meditativo. Con los hechos de las liberaciones Divinas todavía en mente, se establecen los principios subyacentes de la actividad Divina. Las cosas que parecen contradictorias se ven como evidencias de coherencia. Jehová convierte los lugares fértiles en un desierto; Convierte el desierto en un lugar fructífero. Sus actividades son destructivas y constructivas. Bendice y multiplica a un pueblo.

De nuevo son humillados y afligidos. Él es el Autor del bien como prosperidad y del mal como adversidad. Destrona a los altos y exalta a los humildes. Todo resulta de la actitud de los hombres con quienes trata. Los rectos están hechos para regocijarse. Los hombres de iniquidad son silenciados.

Las palabras finales llaman la atención sobre la importancia de comprender estos asuntos. Los sabios les prestarán atención. Se deben considerar las misericordias de Jehová. Esto significa mucho más de lo que deben recordarse. El "entender" autorizado y el "considerar" revisado son interpretaciones parciales de la palabra hebrea. Significa muy literalmente distinguir. Es decir, las “misericordias” o “misericordias” de Dios deben ser consideradas en su método y significado, para que sean entendidas y no malinterpretadas. No son caprichosos, pero proceden siempre en armonía con principios fijos.

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