Este es el segundo salmo del Hallel. El primero expone el poder y la misericordia de Jehová. Este es principalmente un cántico de su poder, por lo que se usa el nombre de Dios. Sin embargo, si canta de Su poder, canta de él manifestado en misericordia. Es el canto del Éxodo y está lleno de belleza.

El primer movimiento declara que el pueblo que salió de Egipto lo hizo como resultado de la presencia de Dios. Entre ellos estaba su santuario, y ellos eran su dominio. La naturaleza reconoció su presencia y obedeció su voluntad. El mar huyó, el Jordán retrocedió, las montañas y las pequeñas colinas se movieron. El cantor pregunta el motivo de esta conmoción, y sin esperar respuesta carga a la tierra a temblar ante su presencia.

Note que este cántico incluye toda la liberación, la salida debajo de Moisés por el mar y la entrada debajo de Josué por el Jordán. Nuevamente imaginamos al gran Líder a punto de lograr Su Éxodo cantando estas palabras. Dentro de poco, toda la Naturaleza se convulsionaría cuando Él se desmayara y abriera paso a las huestes que se acercaban. En la imaginación es posible escuchar la emoción del triunfo cuando las majestuosas palabras tan llenas de significado espiritual sonaron en ese aposento alto.

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