Este es el salmo final de los tres, y como en Sal 22: 1-31, las palabras hasta ahora exceden la posibilidad de agotamiento por cualquier circunstancia que las originó como para crear una opinión unánime a favor de su aplicación mesiánica. En este cántico el Salvador que triunfó a través del sufrimiento, el Pastor; quien a través de la peregrinación conduce a los suyos, es visto ascendiendo al lugar de poder y autoridad.

El primer movimiento reconoce la soberanía de Jehová sobre el mundo creado y sus habitantes (versículos 24: 1-2). Hay, entonces, una pregunta que reconoce una necesidad. El monte del Señor, que es el lugar de autoridad (ver Sal 2: 6), está vacío y se pregunta: "¿Quién subirá a él?" La respuesta declara la necesidad de pureza de conducta y carácter. De repente estalla el canto antifonal de los ángeles.

Algunos acompañan al Rey mientras se acerca al lugar de poder. Otros esperan, vigilando la entrada. La primera compañía reclama la entrada para Él. La segunda asamblea desafía Su derecho. La respuesta habla del poder inherente y de la victoria en la batalla, y a través de los portales levantados lo vemos pasar y lo conocemos como “Jehová de los ejércitos”. Según nuestros calendarios, ayer pasó por Salmo 22:1 .

Hoy ejerce el oficio de Salmo 23:1 . Mañana, finalmente ejercerá la autoridad de Salmo 24:1 .

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