Salmo 74:1-23
1 Masquil de Asaf.
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Esta es una gran queja, pero es una queja de fe. Apenas se encuentra un destello de luz en todas partes. El cantante se sienta en medio de la desolación nacional y derrama su alma ante Dios en un apasionado llamamiento por Su ayuda y protesta contra Su silencio e inactividad. Este no es el hijo de un ateo, sino el llanto de un creyente. Tiene una experiencia pasada del poder de Dios y una convicción presente del mismo.
Los signos de ese poder están de día y de noche, en verano e invierno. El único lugar del que parece estar ausente es el lugar de la angustia de su pueblo. El motivo de la súplica del cantante no es finalmente la angustia de estas personas. Es más bien que el enemigo reprocha el nombre de Jehová y lo blasfema.
En esa queja central, el nombre Jehová, que siempre sugiere el Ayudante esencial, emerge, y solo allí, en el salmo. La conciencia principal del momento es de Dios el Poderoso, pero existe ese conocimiento más profundo de Él como el Auxiliar de los necesitados. Nuevamente, estamos agradecidos de que tal salmo tenga un lugar aquí, porque es muy fiel a muchas experiencias humanas. Cuando el corazón está caliente e inquieto, y parece que Dios hubiera abandonado a los suyos, es un hombre sabio que se vuelve a Dios en cánticos, aunque el cántico sea sólo una queja.