Si éste, y el salmo anterior, fueron escritos por hombres diferentes y en períodos diferentes, entonces el sentido espiritual del editor se revela más claramente en su yuxtaposición en este libro. Esta es una respuesta completa y notable a eso. La forma de la canción es dramática. Se abre con un coro que es una atribución de alabanza (versículo 75: 1). Esto es respondido directamente por Dios mismo. Declara que en el tiempo establecido juzga.

Todas las apariencias de la hora pueden ser desconcertantes, pero el corazón puede saber que Él sabe, y solo espera el momento adecuado para actuar. El caos puede caracterizar la perspectiva, pero el orden lo envuelve todo, porque Dios ha erigido los pilares (versículos 75: 2-3). Entonces estalla el solo del alma confiada y, dirigiéndose a los malvados, les acusa de no tener confianza, porque Dios es el juez. En su mano tiene la copa del juicio.

Al final, humilla a los impíos y levanta a los justos. Por tanto, el canto del cantor es incesante. En la experiencia, una canción como ésta siempre sucede a una honesta declaración de perplejidad hecha directamente a Dios por un alma probada pero confiada. La profecía de Habacuc es otra ilustración perfecta del hecho.

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