" Y se levantó temprano en la mañana del quinto día de salida. Y el padre de la doncella dijo: "Te ruego que consueles tu corazón, quédate hasta que el día declina". Y comieron, los dos '

Esta vez definitivamente tenía la intención de despedirse de su suegro. Pero el suegro quería retenerlo el mayor tiempo posible, tal vez aún a instancias de su hija.

El suegro sabía que no era posible indicar que quería retrasarlo un día más, por lo que lo presionó para que se quedara hasta después de la cena, que se cenó a media tarde. Y el levita, probablemente de mala gana, estuvo de acuerdo. Y comieron juntos. Pero la prolongada demora le iba a costar muy caro.

En todo esto no se menciona a la esposa, pues no se la consideraba importante en la situación, aunque sin duda comía con ellos. Este era un asunto entre hombre y hombre. Tenía que aceptar sus deseos.

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