" Entre toda esta gente había setecientos hombres escogidos, zurdos, cada uno podía lanzar piedras a la anchura de un pelo y no fallar".

Cada unidad tendría un número de honderos y en total ascendieron a setecientos. Se colgaban a la izquierda y eran extremadamente precisos (compárese con 1 Crónicas 12:2 donde también eran benjaminitas, pero ambidiestros). El cabestrillo estaba compuesto por un trozo de tela o cuero, un cordón que iba de cada lado. La piedra se colocó en el trozo de tela y las dos cuerdas se sujetaron por el extremo y se giraron alrededor de la cabeza.

Luego, se soltó una cuerda en el momento adecuado y la piedra aceleró hacia su objetivo a una velocidad mortal. Los benjaminitas habían perfeccionado la honda hasta convertirse en un arte de guerra. Tener hombres con tal experiencia puede haber aumentado la confianza de los benjaminitas y se menciona para explicar sus victorias posteriores.

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