Y le preguntaron, diciendo: "Maestro, sabemos que dices y enseñas correctamente, y que no aceptas la persona de nadie, sino que de verdad enseñas el camino de Dios". '

Su acercamiento fue con obsequios halagos. Es una advertencia para nosotros que tengamos cuidado con los que hablan demasiado bien de nosotros. Muy a menudo es porque buscan atraparnos. Aquí lo alabaron a los cielos. Se dirigieron a Él como 'Maestro' ('Rabí'), y luego declararon, en primer lugar, que sabían que Él solo hablaba y enseñaba lo que era verdad, en segundo lugar, que no tenía miedo de la persona de ningún hombre, y en tercer lugar, que siempre hablaba a la manera de Dios en verdad.

Tal adulación sólo podía hacerle sospechar, (cualquier persona sensata hubiera pensado al recibirla, '¿ahora qué quieren?'), Pero lo hacían porque esperaban que le hiciera bajar la guardia y que, ansiosos de Muéstreles cuán acertados tenían acerca de Él, Él les daría la respuesta que querían.

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