1 Reyes 22:37

I. Tales vislumbres de la vida de Acab como los que tenemos en el vers. 39 nos lo revela en un carácter muy diferente al que aparece en la faz de la historia bíblica. Parecería haber sido alguien que alentó las artes y la industria, alguien que hizo mucho por el mejoramiento temporal de su pueblo, y uno acerca del cual un historiador halagador podría haber dicho muchas cosas que tenderían a hacernos pensar en él como un rey útil.

Tenemos aquí un comentario terrible sobre vidas tan impías como la suya. Su palacio de marfil y las ciudades que construyó han desaparecido, junto con el libro de crónicas que contenía su historia; pero lo que ha quedado, y permanecerá para siempre, es el terrible testimonio de que ni antes ni después hubo en Israel un rey como Acab, que se entregó tan completa y sin reservas a obrar el mal ante los ojos del Señor.

Vemos aquí un comentario sobre esta verdad, que la cuestión de importancia duradera para cada hombre es esta: si se ha puesto de todo corazón a servir al Señor, o si se ha propuesto ser rebelde; y esa alabanza duradera no pertenece al que construye ciudades y palacios de marfil, sino al que teme al Señor y anda en sus caminos.

II. Tengamos esto bien en serio, que posiblemente también nosotros estemos caminando en vano espectáculo; es posible que nos estemos juzgando a nosotros mismos y que otros nos juzguen de manera diferente al juicio de Dios. "La moda del mundo pasa" sus ciudades y sus casas de marfil "pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre".

Obispo Harvey Goodwin, Sermones parroquiales, segunda serie, p. 33.

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