2 Corintios 4:15

I. El texto enseña este hecho glorioso, que "todas las cosas son tuyas" o "por tu bien". Cada proceso de avance piadoso es todo para nuestro beneficio. Cristo es el heredero de todas las cosas. Entonces, si Cristo es tuyo, todas las cosas son tuyas. Comprendamos y hagamos justicia a la expresión "todas las cosas son tuyas" en cuanto a esto, no sólo la riqueza y la posesión presentes, sino el poder que tenemos en relación con esa riqueza para el disfrute y la utilidad presentes.

Es en la proporción en que siento que "todas las cosas son mías" que siento un gozo indecible y lleno de gloria. Exactamente en la proporción en que tengamos fe para comprender estas poderosas verdades, ellas nos ayudarán a superar todas nuestras dificultades. Aférrate a estas verdades ahora; te darán un gozo, una fuerza y ​​un poder que ninguna lengua puede expresar.

II. El texto desvía nuestra atención de nosotros mismos hacia los demás. "Todas las cosas son tuyas". Está el valor de la doctrina de la soberanía de Dios. Ya sea que veamos lo que Él está haciendo o no, si podemos entender su significado o no, si podemos darnos cuenta de su beneficio o no, la verdad fundamental con respecto al cristianismo práctico y experimental es "El Señor reina". Con su Hijo me ha prometido, prometido y asegurado la felicidad y la gloria eternas.

Entonces, ¿qué sigue? Todo lo que se me ocurre debe estar subordinado a eso. Todas las cosas deben, por necesidad moral, trabajar juntas para mi bien. Las pruebas sirven para acercarme más a Dios, para hacerme más apto para la herencia eterna y, finalmente, para ser el medio que me llevará ante mi Dios perfecto como él es perfecto, santo como santo es. El texto continúa diciendo "que la abundante gracia, mediante la acción de gracias de muchos, redunde en la gloria de Dios"; es decir, que el pueblo de Dios aumente en número, y que aquellos que lo sean, en su mayor gracia, devoción, utilidad y todo lo demás que resulte de un orden superior de experiencia espiritual, puedan en la totalidad de su carácter y conversación redundará en gloria de Dios.

C. Molyneux, Penny Pulpit, nueva serie, No. 365.

Referencias: 2 Corintios 4:15 . HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. xiv., pág. 331. 2 Corintios 4:16 . Homilista, vol. v., pág. 55; HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. xii., pág. 362; J. Leckie, Sermones en Ibrox, pág.

161. 2 Corintios 4:16 . JH Thom, Leyes de la vida según la mente de Cristo, pág. 389; FW Robertson, Lectures on Corinthians, pág. 309; J. Duncan, El púlpito y la mesa de comunión, pág. 261. 2 Corintios 4:17 .

G. Brooks, Quinientos contornos, pág. 54. 2 Corintios 4:17 ; 2 Corintios 4:18 . Iglesia RW, Christian World Pulpit, vol. xxii., pág. 344; Revista del clérigo, vol. iv., pág. 88; G. Matheson, Momentos en el monte, pág. 62.

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