2 Crónicas 12:8

La historia de la vida se compone de diferentes servicios. Todo hombre sirve algo. "¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos como siervos para obedecerle, sois siervos de él a quien obedecéis?"

I. Al servicio del mundo, siempre estás lidiando con incertidumbres. Las cosas de Dios son seguras y para siempre. El que da es el inmutable Jehová, que nunca recuerda un regalo, y todos Sus dones tienen en ellos la eternidad.

II. Al servicio del mundo, nada satisface completamente; nada satisface todas las aspiraciones de un hombre. En el servicio de Dios, un hombre tiene justo lo que quiere su alma.

III. El servicio cristiano de la religión no trabaja para conseguir sus grandes objetivos. Los tiene. No trabaja por un salario, porque ha recibido lo que quiere como regalo. Trabaja una salvación que tiene.

IV. Un servicio es un servicio de libertad, el otro de esclavitud. Es esclavitud servir donde no hay afecto. Es esclavitud trabajar por lo que puede obtener, y ni siquiera estar seguro de que alguna vez lo obtendrá. Pero sentir que eres el hijo de tu Padre, que Su ojo te mira y Su mano te sostiene mientras trabajas, eso es libertad. Es el mismo servicio con el de aquellos siervos que realmente le sirven en el cielo.

J. Vaughan, Sermones, décima serie, pág. 93.

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