Deuteronomio 12:8-9
8 “No harán como todo lo que nosotros hacemos hoy aquí, cada uno como le parece bien;
9 porque hasta ahora no han entrado al reposo y a la heredad que les da el SEÑOR su Dios.
Moisés advierte a los israelitas aquí en el texto que sería un gran error si se supusieran más cómodos y libres cuando estaban en Canaán que cuando estaban en el desierto. Lo menciona como una de las ventajas de Canaán el hecho de que allí podrían vivir de acuerdo con una regla más estricta y exacta de lo que podrían hacerlo en el desierto. De la misma manera, nuestro Salvador, invitándonos a las bendiciones del Evangelio, las describe como un yugo y una carga, fácil, en verdad, y ligera, pero todavía un yugo y una carga.
I. Vemos, entonces, que tanto la ley como el Evangelio consideran una gran bendición mantenerse bajo reglas estrictas. Esta forma de pensar no es de ninguna manera la forma del mundo. A la gente en general nada le gusta tanto como tener su propia elección en todas las cosas. Vemos esto: (1) en el afán de los niños por salir del estado de infancia; (2) en nuestra falta de voluntad para recibir consejos, incluso de los más sabios; (3) en nuestra falta de voluntad para dejar que Dios elija por nosotros, y nuestra impaciencia ante las cargas que Él impone sobre nosotros.
II. Tener este pensamiento de ser anulado y guiado en cada paso firmemente fijado dentro de nosotros será la mayor de todas las bendiciones, tanto para nuestro descanso en este mundo como para nuestra herencia en el venidero. Nos ayuda mucho en el cumplimiento de nuestro deber, porque, en verdad, no nos deja nada más que hacer. Nos prepara y entrena para la felicidad eterna en el cielo. Porque el secreto de nuestro disfrute será que la voluntad de Dios será nuestra.
Muestra los usos elevados y nobles a los que podemos dedicar todas nuestras peores decepciones. Son tantas lecciones en la escuela de Dios, cada una destinada a hacernos más perfectos en ese arte Divino de tener la misma voluntad que Él tiene.
Sermones sencillos de los colaboradores de "Tracts for the Times" vol. ii., pág. 104 (ver también Keble, Sermones para el año cristiano: Día de la Ascensión al Domingo de la Trinidad, p. 53).
Referencias: Deuteronomio 12:9 . Parker, vol. v., pág. 9. Deuteronomio 12:10 . Ibíd., Pág. 10. Deuteronomio 12 . Ibíd., Pág. 220.