Efesios 3:14

Lleno de toda la plenitud de Dios.

I. Quizás sería bueno dejar esta frase en su vaga sublimidad sin ningún intento de explicarla tal como está. Apela a la imaginación, toca los sentimientos elevados y parece sugerir una grandeza perteneciente a mundos aún no visitados por el pensamiento humano. Pero aunque la frase representa una idea que va más allá de los límites de todas las definiciones, la idea se comprenderá mejor si intentamos obtener una concepción exacta de la frase.

II. Hay plantas que a veces vemos en estas latitudes del norte, pero que son nativas del suelo más generoso y los cielos más cálidos de las tierras del sur. En su verdadero hogar crecen a mayor altura; sus hojas son más grandes, sus flores más exuberantes y de un color más intenso: el poder de la vida de la planta se expresa más plenamente. Y así como la planta visible es la traducción más o menos adecuada en tallo, hoja y flor de su vida invisible, así todo el universo creado es la traducción más o menos adecuada del pensamiento invisible, el poder y la bondad de Dios.

Él se aparta de ella. Su vida personal no está involucrada en sus inmensos procesos de desarrollo, pero las fuerzas por las que atraviesa el dolor, el conflicto y la tempestad hacia su perfección consumada son una revelación de Su poder eterno y de Su Divinidad. Para que la idea divina alcance su expresión completa y una expresión adecuada a la energía de la vida divina, nosotros mismos debemos alcanzar una perfección amplia y armoniosa.

Hasta ahora somos como plantas que crecen en un suelo extraño y bajo cielos extraños, y las medidas de fuerza y ​​gracia que nos son posibles incluso en esta vida mortal no se alcanzan. El poder divino que obra en nosotros está obstruido. Pero un mayor conocimiento del amor de Cristo aumentará el fervor de todo afecto devoto y generoso; exaltará toda forma de energía espiritual; profundizará nuestro gozo espiritual; agregará fuerza a cada elemento de justicia, y así nos hará avanzar hacia esa perfección ideal que será la expresión completa del poder y la gracia divinos, y que Pablo describe como la plenitud de Dios.

RW Dale, Lectures on the Efesios, pág. 242.

Referencias: Efesios 3:14 . HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. xvii., pág. 356; Ibíd., Vol. xxix., pág. 266; vol. xxx., pág. 225; AD Davidson, Contemporary Pulpit, vol. VIP. 227.

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