Esdras 3:11
11 Cantaban alabando y dando gracias al SEÑOR. Y decían: “¡Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel!”. Todo el pueblo gritaba con gran júbilo, alabando al SEÑOR, porque eran colocados los cimientos de la casa del SEÑOR.
Note cuatro marcas o características en el libro de Esdras.
I. El pueblo fiel de Dios puso el altar sobre sus bases. Los cimientos del templo aún no estaban colocados; los muros estaban todos derribados, las casas en confusión: esa era la condición de Jerusalén. Allí estaba el altar solitario, allí los israelitas ofrecían el sacrificio diario, y así comenzaron a su regreso a edificar la Iglesia de Dios.
II. Habiendo asegurado el altar y el sacrificio diario, se propusieron construir el Templo, pero no sin una gran oposición, no sin una gran tergiversación en cuanto a cuáles eran sus intenciones.
Durante veinte años trabajaron, a veces se detuvieron, a veces regresaron, pero al final se cumplió y terminó, y los profetas que los habían animado, Zacarías y Hageo, sabían que, aunque el templo parecía menos glorioso por fuera que el templo de Salomón, era estaba realmente a los ojos de Dios para ser marcado con una gloria más preciosa, porque Él, que es la gloria de todos los templos, vendría a morar en él.
III. Aunque se restauró un altar y se construyó un templo, Esdras se sintió miserable porque los israelitas no eran puros de corazón. Le dijo a la gente que debían cortar sus falsas alianzas si querían tener a Dios como amigo. La tercera marca es la gran reforma moral que llevó a cabo Esdras.
IV. Unos trece años después, encontramos a Esdras entrando en otro trabajo: el de enseñar a la gente. Lo encontramos con la Ley, en un púlpito de madera con otros, exponiendo, leyendo y dando el sentido. Fue una gran instrucción doctrinal para la gente la que dio.
Obispo King, Dos sermones en Oxford, 1872.
Referencia: Esdras 3:11 . J. Menzies, Christian World Pulpit, vol. xv., pág. 260.