Éxodo 3:5

I. La esencia de la reverencia radica en que formamos una verdadera estimación de nuestro lugar entre los poderes que nos rodean, y así entendemos correctamente y sentimos habitualmente cuál es nuestra relación con ellos. Ahora bien, para hacer esto, (1) debemos aprehender algo del misterio de la vida en nosotros mismos y en los demás; (2) debemos reconocer la distinción de los diferentes grados del ser en aquellos en quienes está la vida, y buscar encontrar y mantener nuestro debido lugar en esa poderosa y maravillosa escala de existencias.

II. Debemos postrarnos ante Aquel que es la fuente de toda vida, la vida de todos los que viven. Esta adoración del alma ante Él es el punto central de la gracia de la reverencia, y su influencia penetra y ajusta todas nuestras otras relaciones, tanto hacia Él como hacia la otra criatura de Su mano.

III. Se trata del momento más profundo para todos nosotros cómo, en una época cuya tentación especial es claramente perder su reverencia, el don puede mantenerse vivo y vivo en nosotros mismos. (1) El primer paso debe ser estar en guardia contra todo lo que tienda a la irreverencia. Todo lo que supuestamente despoja a la vida de su misterio hace esto. Así, de manera aún más directa, todo lo que roba a la revelación su horror. Recibiendo la palabra de Dios como palabra de Dios, esforzándonos por cumplirla, esforzándonos por vencer las tentaciones de la duda, no aplastándolas, sino convirtiéndolas en ocasiones de oración y adoración, estos esfuerzos, y otros como éstos, nos mantendrán en una Edad irreverente de la gran pérdida de irreverencia. (2) Sobre todo, debemos orar por la reverencia como don de Dios; porque tal oración no solo atrae una cierta respuesta,

S. Wilberforce, University Sermons, pág. 335.

Referencias: Éxodo 3:5 . CJ Vaughan, Lecciones de vida y piedad, p. 114; WJ Butler, Sermones a los trabajadores, pág. 259; G. Litting, Treinta sermones para niños, pág. 189. Éxodo 3:6 . T. Arnold, Sermons, vol. iv., pág. 214; J. Keble, Sermones para el año cristiano, Lent to Passiontide, p. 336; Bosquejos del Antiguo Testamento, pág. 25; Congregacionalista, vol. VIP. 428.

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