Génesis 48:1

Jacob miró hacia atrás en su vida y vio solo tres cosas: Dios, amor, dolor. Éstos eran todo de lo que tenía que hablar. Eran una trinidad del pasado; empequeñecían todo lo demás.

I. "Dios se me apareció en Luz". Esta primera y gran aparición de Dios fue memorable en toda su vida, porque fue la primera. Se imprimió en su vida; incluso en la vejez, su recuerdo no se oscureció, borró ni debilitó, sino que estuvo con él en el valle de sombra de muerte.

II. Menos augusta, pero aún más conmovedora, fue la segunda de sus tres experiencias amorosas. De todos los que había conocido, sólo le quedaban dos nombres en el crepúsculo entre esta vida y el otro Dios, y Raquel. La simple mención del nombre de Raquel junto al de Dios es en sí mismo un monumento para ella.

III. La tercera de estas experiencias fue que Rachel fue enterrada. Cuando Raquel murió, el mundo entero tenía un solo hombre en él, y él estaba solo, y su nombre era Jacob.

Solicitud. (1) Vea cuán perfectamente estamos en unidad con la vida de este, uno de los primeros hombres. ¡Cuán perfectamente lo entendemos! ¡Cómo nos conmueven las experiencias más sencillas! (2) El llenado de la vida, por importante que sea en su época, es en retrospectiva muy insignificante. (3) La importancia de los eventos no debe ser juzgada por su fuerza productiva externa, sino por su productividad en la vida interna.

(4) Al mirar atrás a través de los acontecimientos de la vida, aunque son innumerables, los que quedan al fin son muy pocos, no porque todos los demás hayan perecido, sino porque se agrupan y asumen la unidad moral en la distancia.

HW Beecher, Sermons (1870), pág. 217.

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