Jeremias 29:10-14
10 Porque así ha dicho el SEÑOR: “Cuando según mi dicho se cumplan setenta años para Babilonia, los visitaré con mi favor y les cumpliré mi buena promesa de hacerlos regresar a este lugar.
11 Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza.
12 Entonces me invocarán. Vendrán y orarán a mí, y yo los escucharé.
13 Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán con todo su corazón.
14 Me dejaré hallar de ustedes, dice el SEÑOR, y los restauraré de su cautividad. Los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares a donde los he expulsado, dice el SEÑOR. Y los haré volver al lugar de donde hice que los llevaran cautivos”.
I. Podemos describir cada aflicción real que sobreviene al cristiano como cautiverio. Estar en una condición que nunca hubiéramos preferido voluntariamente, o ser retenido por el poder de algo que no podemos controlar, de aquello que deseamos con ansias hacer, no es precisamente lo que en una experiencia la convierte en una prueba. ? Este es el caso de las enfermedades corporales, con las perplejidades comerciales; a veces incluso con deberes providenciales.
Todo cautiverio de que sea víctima el cristiano tendrá un final. En la patria celestial trabajaremos sin cansancio y serviremos a Dios sin imperfecciones. Así que en la perspectiva de ese hogar bien podemos reconciliarnos por una temporada con las incomodidades de nuestro exilio actual.
II. Pero aunque hay mucho en esta visión del caso para sostenernos, no debemos perder de vista el fin moral que Dios tiene en vista al enviarnos a nuestro cautiverio. Él ve el resultado desde el principio, y todas las aflicciones que envía no son sino como los golpes de martillo del escultor, cada uno de los cuales elimina alguna imperfección o aporta una nueva belleza a la vista. ¡Cuántas de nuestras idolatrías ha reprendido y rectificado por nuestros cautiverios! ¡Cuántas porciones de Su palabra nos han sido explicadas por nuestras pruebas! ¿Cuántos de nosotros podríamos decir con verdad que nunca habíamos orado realmente hasta que Dios nos envió al cautiverio?
III. Si queremos obtener tales resultados de nuestro cautiverio, hay ciertas cosas importantes que debemos cultivar. Menciono: (1) una aceptación voluntaria de la disciplina de Dios y una paciente sumisión a ella; (2) confianza inquebrantable en Dios; (3) oración ferviente.
WM Taylor, The Christian at Work, 20 de junio de 1878.
Referencias: Jeremias 29:11 . T. Gasquoine, Christian World Pulpit, vol. xxi., pág. 403; S. Cox, Exposiciones, segunda serie, pág. 434. Jeremias 29:12 ; Jeremias 29:13 .
HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. ix., pág. 394. Jeremias 29:13 . Spurgeon, Sermons, vol. xxii., núm. 1313 y vol. xxv., núm. 1457; Analista del púlpito, vol. iii., pág. 702. Jeremias 30:11 . Christian Chronicle, 20 de marzo de 1884.