Jeremias 4:3
3 Porque así ha dicho el SEÑOR a los hombres de Judá y de Jerusalén: — Abran surcos y no siembren entre espinos.
I. Hay una lección especial en nuestro texto, porque los hechos de los que nos advierte son especialmente comunes. Suelos duros y pisados, aburridos y pesados como el corazón del necio, los hay; suelos delgados y poco profundos, en los que sólo crecen las cosechas mordidas por el hambre y arruinadas; y gracias a Dios también hay suelos ricos, buenos y profundos, que dan fruto a la perfección; pero más comunes que cualquiera de estos son aquellos suelos en los que la cizaña y el trigo crecen uno al lado del otro, y la crisis del tiempo y de la eternidad depende de si dejamos que prevalezca la cizaña o el trigo.
Las espinas de la parábola y de la metáfora del profeta son nuestra naturaleza malvada; nuestros malos impulsos; el mal que lucha dentro de nosotros y que, si no se reprime, si no se erradica al máximo de nuestro poder, hará imposible que el bien crezca.
II. Rompa su terreno en barbecho. (1) Haga su elección ahora y para siempre. En el campo de tu vida, ¿cuál crecerá trigo o cizaña? es decir, ¿será de vida o de muerte? ¿Será bueno o malo? ¿Será luz u oscuridad? ¿Será vergüenza o paz? (2) Sea la elección absoluta. No manipular la cosa maldita; ninguna tregua con Canaán; ningún intento débil de servir a dos señores; ningún deseo miserable y vacilante de cultivar cizaña y trigo.
FW Farrar, En los días de tu juventud, pág. 169.
Referencias: Jeremias 4:3 . W. Simpson, Christian World Pulpit, vol. xi., pág. 284; G. Litting, Treinta sermones para niños, pág. 141. Jeremias 4:10 . H. Alford, Quebec Chapel Sermons, vol. i., pág. 267. Jeremias 4:14 .
J. Foster, Lectures, primera serie, págs. 71, 85; Spurgeon, Sermons, vol. xxvi., núm. 1573. Jeremias 4:20 . Ibíd., Vol. vii., núm. 349 y vol. xxiii., No. 1363. Jeremias 4:30 . Ibíd., Vol. xxiii., No. 1363.