Comentario bíblico del sermón
Proverbios 22:2
El texto nos recuerda que toda la humanidad es igual en su origen. Además, las almas de todos por igual son igualmente preciosas a sus ojos, que no hace acepción de personas; tan precioso que por todos ha derramado su propia sangre; y todos comparecerán ante Él por fin como iguales, para ser juzgados por igual. ¿Cómo es posible, entonces, que Él permita que esta extraña disparidad en la actualidad los divida, colocando, como parece, tanto a una clase como a la otra en una situación de gran tentación, desde el hecho mismo de la necesidad de uno y la del otro? ¿superfluidad? Todo lo que podemos hacer es adorar con reverencia estas huellas de sabiduría y bondad que Dios ha dejado ver, y tales huellas no faltan en este extraño fenómeno de ricos y pobres.
I. La pobreza de los pobres es una bendición para ellos mismos. (1) Están, por su propia situación, bajo el cuidado especial del Buen Pastor. (2) Su pobreza les ayuda mucho a mantener humildes sus corazones.
II. La pobreza de los pobres es una bendición para los ricos. (1) Enseñan a los ricos la simpatía. (2) Son una señal visible hacia afuera; establecido en la tierra por Dios mismo para enseñar a los ricos la nada de todos los bienes terrenales.
III. Si los pobres han de cumplir para nosotros cualquiera de estos grandes propósitos por los cuales Dios ha ordenado que siempre existirán entre nosotros, debemos cuidar con diligencia hacia ellos un espíritu amable y amistoso.
AC Tait, Lecciones para la vida escolar, pág. 142.
I. "El Señor es el Hacedor de todos ellos". El Dios que crea la luz y las tinieblas ha creado a los felices y a los miserables; no hay escapatoria de esto, si creemos en Dios. No puede haber creado la raza humana y luego haberla dejado sola para precipitarse hacia el caos social y la confusión de sí misma. No hay una sonrisa en ningún rostro, pero la luz de Dios se refleja en él; no hay un suspiro ni una lágrima, pero se anota en Su libro.
Hay un gran misterio en el mal y el sufrimiento, pero no, por tanto, una gran injusticia. Hay suficientes señales que atraviesan la oscuridad que nos rodea para probar que Dios está lleno de amor, y cuanto más vivamos para Él, las discerniremos. Si la providencia divina miró sólo a la vida presente, entonces la necesidad corporal debe ser un mal absoluto; pero como hay dos vidas, ya que hay una vida corta y también una eterna; Dado que hay dos partes de la naturaleza humana, el cuerpo que perece y el alma inmortal, nos es imposible juzgar el carácter real o el temperamento del sufrimiento corporal hasta que sepamos cómo afecta la parte superior de nosotros y nuestros intereses eternos. Mientras tanto, creemos que la mano de Dios está sobre todos los que le buscan para bien; aunque da dolor, tendrá compasión, conforme a la multitud de sus misericordias.
II. Leído a la luz del evangelio, el texto adquiere otro significado. Los ricos y los pobres son hermanos. Los sentimientos e intereses que tienen en común tienen mucho más peso que las circunstancias externas que los dividen. En las páginas del Nuevo Testamento leemos un reconocimiento de los derechos de los pobres. Ricos y pobres son iguales cuando están al pie de la Cruz del Redentor, anhelando el perdón de sus pecados; buscando su justicia para cubrir su inmundicia. Son iguales cuando se presentan ante Dios para adorar. Son iguales cuando ambos se presentan ante el tribunal del Señor para dar cuenta de todas las cosas que se hacen en el cuerpo.
Arzobispo Thomson, Penny Pulpit, No. 3253.
Referencias: Proverbios 22:2 . C. Kingsley, Día de Todos los Santos y Otros Sermones, pág. 397; W. Arnot, Leyes del cielo, segunda serie, pág. 200; R. Harvey, Christian World Pulpit, vol. i., pág. 532.