Salmo 115:16
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Los cielos y la tierra se contrastan entre sí. Y su contraste está en esto, que mientras los cielos están fuera del alcance del hombre, expresión y resultado de fuerzas que él no puede controlar, la tierra es lo que el hombre hace. El versículo de David contiene la sublime descripción de la gran filosofía del universo de que la fuente de todo poder está más allá del alcance del hombre, y que el lugar del hombre es simplemente proporcionar en su vida fiel y obediente un medio a través del cual el poder que es en los cielos puede descender y trabajar sobre la tierra.
I. Aquí está la diferencia fundamental en la vida de los hombres. El hombre encuentra el mundo en sus manos. En todas partes el mundo es suyo. Pero en todas partes la diferencia del hombre radica aquí, en si este dominio parece ser absoluto o si parece ser una confianza. El dominio absoluto significa autocomplacencia. El dominio de la confianza significa humildad, conciencia, elevación, caridad, temor de Dios y amor al hombre.
II. Es en conexión con esta visión más elevada y verdadera de la entrega del mundo por Dios al hombre que la venida de Cristo al mundo adquiere su verdadero significado. "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo". El Dador vino con clara seguridad de Sí mismo, haciendo saber a los hombres que lo vieron que era Él, tocando la tierra que era Suya con un poder sabio que sacó de ella capacidades que el pobre inquilino nunca había descubierto, no retirándola. fuera de la custodia del hombre, pero haciéndose hombre a sí mismo, para que todos los hombres puedan ver lo que realmente podría significar para el hombre conservar, usar y trabajar la tierra de Dios. Entonces Dios vino a Su mundo.
III. ¿Qué tiene todo esto que ver con las misiones extranjeras? El hecho que Cristo viene a establecer, la conciencia que Él viene a renovar, pertenece a toda la tierra. El deseo de que todo el mundo redimido conozca su redención se mueve en el corazón de cada hombre vívidamente consciente de la redención en sí mismo.
Phillips Brooks, Veinte sermones, pág. 173.
Referencias: Salmo 115:17 ; Salmo 115:18 . Spurgeon, Mis notas del sermón: Génesis a Proverbios, pág. 160. Salmo 116:1 . Ibíd., Sermones, vol. v.
, No. 240. Salmo 116:3 ; Salmo 116:8 . Ibíd., Vol. XXI., No 1216. Salmo 116:6 . G. Dawson, Sermones sobre la vida y el deber cotidianos, pág. 76.