Comentario bíblico del sermón
Salmo 59:9
Estos dos versículos paralelos son una especie de estribillo que aparece al final de cada división del Salmo. La primera se encuentra al final de una imagen de la angustia y el peligro del salmista, y hace la transición a la segunda parte, que es principalmente una oración de liberación, y termina con el estribillo modificado y ampliado.
I. Note, primero, la espera en Dios. (1) La expresión "esperaré" significa exactamente, "te vigilaré"; y es la palabra que se emplea generalmente, no acerca de que lo miremos a Él, sino de que Él nos mire hacia abajo. Estas dos cosas, vigilancia y paciencia, son los elementos principales en la idea bíblica de esperar en Dios. (2) Aquí hemos expuesto, no solo la naturaleza, sino también el objeto de esta espera.
"En ti, oh fuerza mía, esperaré, porque Dios es mi defensa". El nombre del Señor es fortaleza; por tanto, espero en Él con la confiada expectativa de recibir Su poder. El Señor es "mi defensa"; por tanto, espero en Él con la confiada expectativa de seguridad. El primer nombre habla de Dios morando en nosotros, y Su fuerza perfeccionada en nuestra debilidad; el segundo habla de nuestra 'morada en Dios, y nuestra indefensión refugiada en Él.
II. Observe, a continuación, el cambio de esperar en alabanza. En el segundo versículo captamos la expectativa y la vigilancia en el mismo acto de pasar a la posesión y la alabanza. Como resolución o como profecía, este versículo es igualmente un testimonio de la gran recompensa de esperar tranquilamente la salvación del Señor. El clamor del suplicante fue a Dios, su fuerza y defensa; el cántico de los salvos es para el Dios que es también el Dios de su misericordia.
Las experiencias de la vida han manifestado más plenamente el amor y la tierna piedad de Dios. Cuando nuestros problemas hayan pasado y su significado sea más claro, podremos mirar hacia atrás en todos ellos como las misericordias del Dios de nuestra misericordia.
A. Maclaren, Weekday Evening Addresses, pág. 112.
Referencias: Salmo 59 J. Hammond, Expositor, primera serie, vol. iv., pág. 219. Salmo 60:4 . JP Chown, Christian World Pulpit, vol. xxv., pág. 363, Salmo 60:8 . Spurgeon, Sermons, vol. xvii., núm. 983. Salmo 60 A. Maclaren, Life of David, pág. 201.