LA PRUEBA DEL AMOR

"Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos".

1 Juan 5:3

En estas pocas palabras se nos presentan dos rasgos sobresalientes de nuestra vida cristiana.

I. Su nivel más alto. —Como un hombre piensa en su corazón, así es él. Como amamos, somos. La altura de nuestro afecto es la medida de nuestra alma. Entonces, ¿cómo podemos elevarnos más alto que cuando 'amamos a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente?'

II. Su manifestación constante. —Un verdadero afecto que es inoperante es simplemente inconcebible; o, si es concebible, es completamente inútil. Y, necesariamente, la forma que tomará la actividad del amor debe depender del objeto de la misma. El amor de un niño se traduce en una tierna tutela, de un alumno en la enseñanza paciente, de un amigo en un compañerismo cercano y una simpatía inquebrantable. El amor de Dios, de Jesucristo, se manifestará al guardar Sus mandamientos; o, en otras palabras, al hacer y llevar Su santa voluntad.

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