Jeremias 2:13
13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me han abandonado a mí, que soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua.
LA QUEJA DE DIOS
"Me han abandonado".
Algo malo y amargo es abandonar a Dios.
I. Es tan irrazonable. —Hay un elemento de irreflexión en todo pecado. Si hubiera meditado el asunto con detenimiento y deliberadamente, nunca me habría rendido. Si hubiera puesto delante de mí la dureza del camino de los transgresores, ¿habría entrado alguna vez en el camino amargo? He sido ciego, negligente y descuidado en extremo.
II. Y es tan culpable. —Puede que mi conducta haya sido irreflexiva, pero también es imperdonable. Debería haberlo considerado. Debería haber sido sabio. Anarquía, rebelión contra la Palabra de Dios, menospreciar su llamado y mandamiento, herir su alma misma: eso es de lo que soy responsable. ¿No es realmente criminal?
III. Y es tan peligroso. —Cuando abandono a mi Guía y a mi Padre, me quedo atrapado en los matorrales espinosos, o me tropiezo con el precipicio, o caigo en manos del enemigo, o me hundo fatigado antes del mediodía. Detrás de mí está el camino que me queda, un testigo en mi contra. Y frente a mí está el tribunal.
IV. Y es tan desesperado. —He perdido el poder de rescatarme y restaurarme. Estoy desconcertado, indefenso, deshecho. No puedo ni estoy dispuesto a volver a Dios. Nada sirve para cambiarme, nada dentro de mí, quiero decir, en mi curso fatal. Pero me pierdo cada vez más.
Y sin embargo, y sin embargo, hay perdón contigo .
Ilustración
'¿Por qué el pueblo escogido debe ocuparse de las fortunas de cualquier nación pagana? ¿No era Dios su Rey? ¿No los socorrería en la calamidad? ¿Por qué iban a beber las aguas de Sihor, el Nilo negro, o las del gran río Éufrates? Era como si una aldea de aldeanos rechazara una fuente de agua cristalina que se elevaba a sus puertas y se pusieran a cavar cisternas, con infinito trabajo, en las colinas, que en el mejor de los casos sólo podían contener agua salobre.
Pero Dios no les había fallado en nada, en nada se había mostrado digno de tal comportamiento. ¡Ah, cuán cierto es esto de nosotros, que hemos buscado ayuda y satisfacción en el dinero, el placer, el amor humano, descuidando las ofertas del Hijo de Dios! '