UNA GRAN PREGUNTA RESPUESTA

"¿Cuál es el primer mandamiento de todos?"

Marco 12:28

No puede haber más que uno, que para nosotros es el primer mandamiento de todos. Abra la parte del Nuevo Testamento que le plazca y la encontrará, de una forma u otra, hablando del amor de Dios.

I. ¿Qué se entiende por el amor de Dios? —La Biblia no usa palabras al azar. Cuando usa una palabra, quiere decir con ella lo que esa palabra representa entre los hombres. Cuando la Biblia habla de que somos capaces de amar a Dios, de nuestro deber y bendición que consiste en el amor de Dios, no se refiere únicamente a la conducta externa, sino a los sentimientos y afectos de nuestro corazón que Dios espera que le demos. Creer en Dios, obedecerle, es necesario, pero es una religión evangélica imperfecta hasta que el corazón ha aprendido a amarle.

II. ¿Cómo puede ser esto? —Estas cosas que dices parecen por encima de nosotros. Pero, ¿no se predicó el Evangelio primero a los pobres? ¿Y supones que los pobres entre quienes vivió Cristo, de quienes eligió a sus apóstoles y a quienes los envió a predicar, eran tan diferentes de los hombres y mujeres pobres y trabajadores de ahora? Si alguien pensara que no le sirve de nada pensar en amar a Dios, le pregunto: "¿Cómo puedes saberlo hasta que lo hayas intentado?". ¿Alguna vez te has tomado la molestia de hacerlo? Solo el Espíritu Santo de Dios puede cambiar tu corazón y enseñarte a amar a Dios. Pero Él no vendrá y hará Su gran obra en tu corazón, si ve que no te importa si Él viene a ti o no.

III. Consejos sencillos . Si, entonces, deseas llegar a amar a Dios, ten en cuenta estos sencillos puntos:

( a ) No deben tener ídolos en su corazón .

( b ) La manera de luchar contra el pecado está en el poder de todos .

( c ) No podemos esperar amar a Dios sin conocerlo . No podemos esperar conocerlo sin tener comunión con él de la única manera posible: en oración. Mientras no tratemos de orar, es inútil que aprendamos a amar a Dios.

( d ) Por último , existe un gran medio de bendición que está abierto a los más pobres: la Sagrada Comunión. Si amáramos a Dios, cuán poco seríamos tentados por los pecados que arruinan el alma de los hombres y los hacen miserables. Si amáramos a Dios, qué ligeros serían los sufrimientos de este tiempo presente.

—Dean Church.

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