LA SEGUNDA EPÍSTOLA DE JUAN.
Las ADVERTENCIAS con respecto a la pureza y autenticidad del texto sagrado siempre se han escuchado con atención. Algunos de los antiguos pensaban, dice Du Pin, que al menos era probable que la segunda y la tercera epístolas no fueran escritas por el apóstol Juan, sino por otro Juan, obispo de la circuncisión, o cristianos judíos en Éfeso, porque el nombre y el título de John no aparecen al principio. Pero, ¿por qué esta parcialidad hacia otro Juan, sin mejores razones? ¿Por qué convertirlo en plagiario citando en esta breve carta privada ocho pasajes o frases de la primera epístola?
El estilo es evidentemente el de John. San Dennis de Alejandría nos asegura que la primera epístola es obra de Juan, y comenta que se le atribuyen otras dos epístolas, y deja pasar la opinión indiscutible. Eusebio al recitar la opinión de Dennis, la deja como la encontró.
Ireneo, en su primer libro contra las herejías, cita la segunda epístola con el nombre de Juan, discípulo del Señor. Esto no concuerda con el Juan nombrado por Papías, quien era solo un discípulo de los apóstoles. San Clemente de Alejandría, que cita un pasaje de la epístola más grande o más grande de Juan, deja la clara impresión de que Juan había escrito otras epístolas.
Así encontramos las tres epístolas admitidas en el canon antiguo del nuevo testamento, y citadas como inspiradas por los padres de edades posteriores. En cuanto a las críticas a Grocio, por supuesto, están al unísono con sus otros esfuerzos arrianos por reducir todos los libros sagrados al nivel de composiciones que no pretenden tener inspiración divina.