ECLESIASTÉS O EL PREDICADOR.
Este libro se llama en hebreo קהלת CHOHELETH, convocador, o aquel que ha recogido los sistemas de los moralistas; pero Eclesiastés, o el Predicador, como en el griego de la LXX, se considera más elegante. Comprende un repaso de la vida, en el que se introducen al menos cinco oradores: el cortesano disgustado, el filósofo, el estoico, el epicúreo, el predicador. De ahí que abundan las variaciones de opinión, los sentimientos discordantes y los sistemas en disputa entre sí.
A falta de distinguir a los hablantes, cuyas nociones ataca el predicador, como en el cap. 12., los hombres han arrebatado los sentimientos de este libro para su propia destrucción. Ignoran que el predicador, especialmente hacia los cercanos, habla como él mismo y como un sincero creyente en Moisés y los profetas. "Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque este es todo el deber del hombre". Así como no se debe reprochar a la naturaleza los sistemas discordantes de los filósofos, tampoco se debe culpar a la religión por las teorías descabelladas de los teólogos, que han leído mal sus páginas.
Cualquier duda que sugieran los hipercríticos respecto al autor de este libro, debido a que se introducen algunas palabras caldasas, no puede tener ningún peso contra la fe de la nación hebrea. Salomón estaba familiarizado con la literatura de Caldea, de la India y de Egipto; y los eruditos de todas las épocas y de todas las naciones siempre han introducido palabras y frases extranjeras. El libro hebreo, SEDER ÔLAM, afirma que Salomón escribió tres libros por el Espíritu Santo; el Canticum, o Cantar de los Cantares, cuando era joven; los Proverbios, cuando un hombre; y el Eclesiastés, cuando sea viejo.