Con más de 34.000 páginas en su impresión original de 56 volúmenes, el Ilustrador Bíblico es el mayor comentario de su clase. Con contribuciones de muchos de los autores más conocidos de la época, esta enorme compilación está dispuesta en forma de comentario para facilitar su uso en el estudio y la devoción personal, así como en la preparación de sermones.