El ilustrador bíblico
Amós 1:9,10
Enviaré fuego sobre el muro de Tiro, que consumirá sus palacios.
El juicio divino sobre Tiro
Seguir el cumplimiento de las profecías sobre Tiro, bajo la dirección de un guía tan bueno como el obispo Newton, es una ocupación sumamente interesante. Da la siguiente cita de Maundrell. “Esta ciudad, situada en el mar, sobre una península, promete a la distancia algo muy magnífico. Pero cuando se llega a él, no se encuentra ninguna semejanza con esa gloria por la que fue tan famoso en la antigüedad.
En el lado norte, era un antiguo castillo turco sin guarnición; además de lo cual no ves nada aquí más que una mera Babel de muros rotos, pilares, bóvedas, etc., no quedando ni una casa entera; sus habitantes actuales son solo unos pocos pobres miserables, que se refugian en las bóvedas y subsisten principalmente de la pesca, que parecen ser preservados en este lugar por la providencia divina, como una evidencia visible de cómo Dios ha cumplido su palabra con respecto a Tiro, a saber, que debería ser 'como la cima de una roca, un lugar para que los pescadores sequen sus redes'.
El propio Newton dice : “Tal ha sido el destino de esta ciudad, una vez la más famosa del mundo por el comercio y el comercio. Pero el comercio es algo fluctuante : pasó de Tiro a Alejandría, de Alejandría a Venecia, de Venecia a Amberes, de Amberes a Ámsterdam y Londres, los ingleses rivalizando con los holandeses, como los franceses ahora rivalizan con ambos. Casi todas las naciones se están aplicando sabiamente al comercio; y corresponde a los que la poseen tener el mayor cuidado de no perderla.
Es una planta de crecimiento tierno, y requiere sol y tierra y buenas estaciones para que prospere y florezca. No crecerá como la palmera que, con más peso y presión, más sube. La libertad es amiga de eso, como es amiga de la libertad. Pero el mayor enemigo de ambos es el libertinaje, que pisotea toda ley y autoridad legal, fomenta disturbios y tumultos, promueve la borrachera y el libertinaje, no se apega a nada para suplir su extravagancia, practica todos los arte de la ganancia ilícita, arruina el crédito, arruina el comercio y arruinará, al final, la libertad misma.
Ni los reinos ni las mancomunidades, ni las empresas públicas ni las personas privadas, pueden realizar durante mucho tiempo un comercio provechoso y floreciente sin la virtud y lo que la virtud enseña, la sobriedad, la laboriosidad, la frugalidad, la modestia, la honestidad, la puntualidad, la humanidad, la caridad, el amor a nuestra patria, y el temor de Dios. Los profetas nos dirán cómo los tirios lo perdieron; y las causas similares siempre producirán efectos similares ". ( Vincent W. Ryan, MA )