El ilustrador bíblico
Mateo 12:34,35
Un buen hombre del buen tesoro del corazón,
Los tesoros de un corazón bueno y malo
I. Describe el buen tesoro del corazón.
1. Un buen corazón contiene buenos afectos.
2. Buenos deseos.
3. Buenas intenciones.
4. Buenas voliciones.
5. Buenas pasiones.
II. Describe los tesoros malvados del corazón malvado. Lo contrario al buen tesoro.
III. Que los hombres sean buenos o malos según el bien o el mal tesoro del corazón.
1. Todo hombre forma su opinión de sí mismo mediante los ejercicios de su corazón.
2. Es un dictado del sentido común que nada puede dominar propiamente a los hombres, ya sea moralmente bueno o malo, sino aquello en lo que están realmente activos.
3. Las Escrituras confirman esta consideración: "Como un hombre piensa en su corazón, así es él".
(1) Esto nos da una gran idea del corazón.
(2) : La religión consiste principalmente en buenos afectos.
(3) La propiedad de Dios requiriendo que los pecadores cambien sus corazones. ( N. Emmons, DD )
I. El buen hombre. No el hombre natural; el hombre regenerado.
1. Tiene la vida de Dios en su alma.
2. El espíritu de Dios en su corazón.
3. La paz de Dios en su conciencia.
4. El poder de Dios en su vida.
II. El buen tesoro. Bueno porque-
1. Dada por un buen Dios.
2. Con un buen diseño. Las cosas buenas de las que habla son
(1) la Persona de Cristo;
(2) la obra de Cristo;
(3) la plenitud de Cristo;
(4) la operación de Su Espíritu. Todos estos temas son buenos, agradables y rentables.
III. El malvado. No tiene la vida, el espíritu, el amor, la paz ni el poder de Dios. Es malvado porque posee un corazón malvado, se mezcla con un mundo malvado, está bajo la influencia de un diablo malvado.
IV. El malvado tesoro.
1. Su naturaleza maligna.
2. Su tendencia maligna.
3. Sus efectos malignos. Malos pensamientos, palabras y acciones. ( S. Barnard. )
El corazón un reservorio
Habéis visto los grandes embalses que aportan nuestras empresas de agua, en los que se guarda el agua que va a abastecer a cientos de calles y miles de casas. Ahora bien, el corazón es simplemente la reserva del hombre; y nuestra vida puede fluir a su debido tiempo. Que la vida pueda fluir a través de diferentes conductos: la boca, la mano, el ojo; pero aún todas las salidas de la mano, del ojo, del labio, derivan su fuente de la gran fuente y depósito central, el corazón; y por tanto no hay dificultad en mostrar la gran necesidad que existe de mantener este depósito -el corazón- en un estado y condición adecuados; ya que de lo contrario lo que fluye por las tuberías debe estar contaminado y corrompido. ( CH Spurgeon. )
El buen tesoro del corazón
El corazón de muchos cristianos pobres y abandonados es como si abriéramos un tosco cofre, traído por un barco extranjero de laudes lejanas, que aunque tiene un exterior tan rudo, está lleno de perlas, gemas y diamantes.
Un corazón santificado
El diablo sabe que si hay algún buen tesoro, está en nuestro corazón; y con gusto tendría la llave de estos armarios, para poder robarnos nuestras joyas. Mejor es el corazón santificado que la lengua plateada. Aquel que le da solo la piel de la adoración a Dios, recibe solo la cáscara del consuelo de Dios. No es el simple toque de las cuerdas lo que hace una melodía armoniosa. Un hombre espiritual puede orar carnalmente, pero un hombre carnal no puede orar espiritualmente.
Si las misericordias de Dios no devoran el corazón de nuestros pecados, nuestros pecados pronto devorarán el corazón de nuestros deberes. Un trabajo sin corazón es un trabajo infructuoso. Dios no se preocupa por el gabinete loco, sino por la joya preciosa. ( Arzobispo Buscador. )
De la necesidad de asentar buenos principios en el corazón
I. De la gran importancia de fijar buenos principios en el corazón, si es que alguna vez queremos tener la esperanza de un buen curso de vida y acción.
II. Que el curso de la vida y la acción descubrirán cuál es el principio imperante del corazón y lo darán a conocer al mundo.
III. Que el hilo del pensamiento en el que nos deleitamos se delatará a sí mismo en el habla, así como en nuestro curso general de acción; para que se sepa por la tendencia de nuestra conversación al respecto, si somos buenos o malos.
IV. Que es de suma importancia vigilar nuestra lengua, porque debemos dar cuenta, en el día del juicio, de todo lo que decimos, así como de todo lo que hacemos. ( J. Burroughs. )