El también perezoso en su trabajo.

Indolencia

La indolencia es una corriente que fluye lentamente, pero que socava el fundamento de todas las virtudes. Era tan poco peligroso ser arrojado en una tormenta como permanecer así perpetuamente en calma; tampoco sirve de nada tener en uno las semillas de mil buenas cualidades, si queremos el vigor y la resolución necesarios para ejercerlas. Que la necesidad del trabajo deba considerarse un castigo es una idea mezquina y sórdida, inventada por los afeminados, los perezosos y los viciosos.

Por el contrario, si Dios hubiera prohibido el trabajo, tal prohibición podría haberse considerado justamente una muestra de su disgusto, ya que la inacción es una especie de letargo, igualmente pernicioso para la mente y el cuerpo. Un sibarita afeminado, se nos dice, agradeció a los dioses de todo corazón por no haber visto salir el sol en su vida. ¿Puede haber un emblema más llamativo de una mente estrecha y no iluminada? ¿De un sirviente malvado e inútil?

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