El ilustrador bíblico
Proverbios 8:30
Y yo era su deleite todos los días.
La felicidad de Cristo antecedente de su encarnación
Los placeres entre el Padre y el Hijo, antes de que asumiera nuestra naturaleza, fueron dobles.
1. Se deleitaban el uno en el otro sin comunicar sus alegrías a nadie más; pues entonces ninguna criatura existía salvo en la mente de Dios.
2. Se deleitaron en la salvación de los hombres; ante la perspectiva de ese trabajo, aunque aún no existe. La condición y el estado de Jesucristo antes de Su encarnación fue un estado del más indecible deleite en el disfrute de Su Padre. Considera esto--
I. Negativamente.
1. No se humilló a la baja condición de una criatura.
2. No estaba bajo la ley en este estado.
3. No fue responsable de ninguno de esos dolorosos consecuentes y acompañantes de ese frágil estado de humanidad que luego asumió con esa naturaleza. Desconocido con los dolores. Nunca pellizcado por la pobreza y el deseo. Nunca sufrió reproches y vergüenza. Nunca se ofendió con sugerencias impuras. Nunca sensible a las torturas y los dolores. No hubo escondites ni retiradas de Su Padre. Sin experiencia de muerte.
II. Afirmativamente.
1. Un estado de felicidad incomparable.
2. Un estado de intimidad, cariño y unidad con Su Padre.
3. Un estado de deleite puro, puro y arrebatador.
III. Comparativamente.
1. Compárelo con el deleite que algunas criaturas se sienten entre sí, y pronto descubrirá que se quedan infinitamente cortas en esto.
2. Compárelo con el deleite que Dios toma en algunas de sus criaturas; encontrará que no llega al deleite que Dios toma en Cristo.
3. Compárelo con el deleite que las mejores criaturas sienten en Dios y en Cristo; ¡Cuán infinitamente breve es el deleite que Dios toma en Cristo!
Conclusión:
1. ¡ Qué amor tan asombroso fue este para que el Padre diera el amado de su alma por los pobres pecadores!
2. Adore el amor de Jesús por los pecadores, para que siempre consienta en dejar tal seno.
3. El interés en Jesucristo es el verdadero camino a toda preferencia espiritual en el cielo.
4. Jesucristo es digno de todo amor y deleite.
5. Es doloroso ver al amado Hijo de Dios despreciado, despreciado y rechazado por los pecadores.
6. Estemos dispuestos a abandonar y dejar todo por Cristo. ( John Flavel. )
La felicidad eterna de cristo
I. Cristo estaba con el Padre al principio. Esto censura a los arrianos.
II. Dios Padre, como se deleitó en Cristo al principio, así lo hace siempre.
1. Porque es Su Hijo.
2. Porque nunca lo ofendió.
3. Porque siempre está dispuesto a agradar a su Padre.
III. Cristo se regocijó en Dios Padre desde el principio, y lo hace siempre. Algunos dicen: "Me regocijo, o me divierto, siempre delante de Él". ( Francis Taylor, BD )
Regocijándonos siempre ante Él.
Sabiduría eterna regocijándose en los acontecimientos que serán revelados
Si contemplamos el carácter de la Sabiduría Divina dirigida a la tierra, habitando entre los hombres, anticipando las preocupaciones y circunstancias y la historia de este mundo humano, vamos a:
1. Déjese llevar a percibir una importancia que se atribuye a todas las ramificaciones de esa historia, a todas sus épocas y todos sus acontecimientos.
2. Además de esto, seremos inducidos a depender, con cierto grado de deleite y alegría, de todos los arreglos y desarrollos de esta Sabiduría en relación con nuestras circunstancias.
3. Y percibiremos la impropiedad de nuestra murmuración; y que existe la mayor medida de locura, así como de peligro, en permitirnos disputar cualquier parte de los procedimientos divinos.
4. Tal punto de vista nos inducirá a mirar con mentes inteligentes e instruidas sobre todas las cosas que nos rodean, ya observar en las diversas circunstancias que suceden ante nuestro punto de vista, la ejecución real de un plan dispuesto antes de la eternidad.
5. Consideraremos al gran Supremo con profunda solicitud, a fin de que nosotros mismos seamos llevados a ver la verdad y los resultados de todo lo que nos rodea.
6. Anticiparemos la gloria de esa escena en su plenitud que ahora percibimos en fragmentos. Cristo esperaba la producción del mundo por el bien de los hombres que habitarían en él. ¿Qué es más maravilloso que el ser intelectual, físico, moral y espiritual, el hombre? Considere las pruebas de esta anticipación y deleite, y la razón de donde surge todo este deleite. ( RS McAll, LL. D. )