El ilustrador bíblico
Salmo 143:1-12
Señor, escucha mi oración, escucha mis súplicas.
Un alma penitencial en oración
I. Las razones alegadas.
1. Conciencia de injusticia moral (versículo 2). Ningún hombre orará jamás correctamente hasta que esté profundamente consciente de que no tiene derecho alguno sobre el favor de Dios, y que sus necesidades, si se alivian en absoluto, deben ser aliviadas únicamente por la misericordia soberana.
2. Una terrible sensación de peligro (versículos 3, 4).
3. Un recuerdo alentador de Dios (versículo 5).
4. Un intenso anhelo del corazón (versículo 6). Aquí hay dos figuras que indican el anhelo del corazón por Dios. El primero se toma de la vida humana. Como el niño que sufre extiende su mano hacia su madre, como el paciente moribundo a su médico, como el hombre que se ahoga a la cuerda arrojada para su rescate, así el alma del penitente extiende las manos de Jim a Dios; debe tenerlo o morir y perderse. Dios es la necesidad de las necesidades, la suprema necesidad. Otra figura que indica el anhelo del corazón por Dios es el anhelo de la tierra reseca por lluvias fértiles.
II. Las bendiciones invocadas.
1. Liberación del alma (versículo 7). Esto ha sido provisto en Cristo.
2. Guía del alma (versículo 8). Deja que la mañana amanezca sobre mí, y la noche de tinieblas y dolor se vaya, y muéstrame el camino por el que debo caminar, el camino de la rectitud, de la seguridad.
3. Lealtad del alma (versículo 10).
4. Vivir el alma (versículo 11). Debe haber vida para luchar por la liberación, vida para seguir la guía divina, alcanzar la tierra llana de la rectitud y caminar en ella. ( David Thomas, DD )
Oración ilustrada
Como ejemplo e ilustración de la oración, este salmo nos enseña:
1. Que debemos acercarnos a Dios con la plena convicción de que Él es el "Pagador de los que lo buscan".
2. Debemos apelar a Él no solo como misericordioso, sino también como fieles y justos.
3. Debemos venir como pecadores implorando perdón.
4. Al acercarnos así a Dios, debemos buscar consuelo expresando nuestro dolor en Su presencia y poniendo todo nuestro cuidado en Él.
5. Debemos dirigir nuestros pensamientos de nuestros dolores a Aquel ante quien nos postramos y contemplar Su carácter y misericordias anteriores.
6. Animados por tal contemplación, debemos presentar nuestras peticiones con renovada confianza.
7. Esperando consuelo solo en el camino de la obediencia, debemos orar para poder hacer la voluntad de Dios.
8. En nuestras oraciones debemos renovar la consagración de nosotros mismos a Dios y buscar protección, liberación y salvación como sus "siervos". "Soy Tuyo, sálvame". ( Newman Hall, LL. B. )